
Si alguna vez conociera a un Bunbury quedaría con él en Æblerød. Sin duda me parece el lugar más seguro. Jugaríamos a Apopudobalia y hablaríamos de las maravillosas fotos de Lillian Virginia Mountweazel. Cuando no supiéramos que decir nos repetiríamos el uno al otro "dort". Tal vez ni se nos muevan los labios, siendo como es la palabra más cercana al silencio. Estaríamos de acuerdo en que es la mejor palabra y que deberíamos usarla siempre jugando al scrabble. Ante cualquier problema utilizaríamos el Sympsychograph, una máquina capaz de fotografiar pensamientos. Solo discutiríamos por las vacaciones, él querría ir a Globu mientras yo preferiría ir a Tlön. Una vez lleguemos allí, le digo, no tendré que volver a imaginarme el color de su pelo ni el sabor de su ombligo. Si al final damos con el mapa del lugar a ambos se nos contestaran esas preguntas.
...........................
*Imagen vía Museum of Hoaxes
** "En "La importancia de llamarse Ernesto" de Wilde, Algernon habla a su amigo John del imaginario Bunbury, un amigo que vive en el campo y que se pone constantemente enfermo, dando a Algernon la excusa que necesita para dejar la ciudad, escapar de su familia y responsabilidades. John, por su parte, tiene un hermano ficticio, Ernesto, que vive en Londres y siempre tiene problemas, dándole a John la constante oportunidad de visitarlo y escapar de su pueblo. Cada vez que John llega a Londres asume la personalidad de Ernesto" (vía wikipedia)
2 comentarios:
delicioso!
y eso que has posteado antes de que me diera tiempo de incluir al oso posando con los cazadores ;)
Publicar un comentario