lunes, 26 de octubre de 2009

Los abuelos

Había un abuelo que quería inventar la máquina del movimiento perpetuo. Quería salvar a la clase trabajadora del lastre del trabajo. Otro, durante las Olimpiadas, lanzaba monedas antiguas en las obras para que creyeran que allí había restos arqueológicos. Y así lograr retrasarlas un tiempo. Otro inventaba palabras y usaba las suyas en lugar de las que le habían enseñado.

El mío mantiene el pelo después de la quimio. Sus pelos no acaban en la epidermis. Van más adentro: viajan por sus venas y se enredan en los intestinos. Mi abuelo está relleno de pelo. Es un peluche secreto. Si se diera la vuelta, metiendo la piel hacia dentro y el interior hacia fuera, podría verlo todo el mundo y no solo yo.

5 comentarios:

Fran Loud dijo...

No Ana, eso que tú ves en tu abuelo sólo podrías verlo tú, aunque se diera la vuelta. Y bueno está, que dicen en Andalucía. Es parte del amor en exclusiva.

anana dijo...

Me gusta lo del amor en exclusiva :D

Copón Dorado dijo...

Los abuelos saben lo que hacen, aunque a menudo el resto no estemos a la altura.
Decir que una mano es una "alambrada" o un teléfono un "malator" es decir bastante, no?

anana dijo...

Absolutamente

Fran Loud dijo...

Es que el amor que se tiene por un abuelo y su reciprocidad siempre es en exclusiva, y me temo que distinto para cada nieto. Y encima de tenerlo en exclusiva no sólo nadie se queja, ni se agobia, sino que todos disfrutamos de esa especificidad y no queremos que cambie nunca.