Deja aquí el apéndice. Hoy no lo vas a necesitar. Tampoco el hipotálamo, ni el nudillo del dedo meñique, ni las amígdalas, ni la parte de atrás de las rodillas. Déjamelo todo en una bolsita. Todo eso y lo demás que no uses. Ya lo vendrás a buscar cuando lo necesites. Mientras, déjame masticarte el esternón y guardar tus párpados debajo de la lengua.
chuparte las uñas. Abrazarte el bazo. Morder tu hipo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Me encanta tu estilo, a medida que leo voy sintiendo cosas extrañas en el interior...
y me gusta lo que siento!
Publicar un comentario