martes, 19 de junio de 2007

Luz para verlo todo negro

Cuando fui a ver la exposición de Paul Chan, yo estaba preparada. Llevaba mi cámara de fotos cargada, dispuesta a robar instalaciones, llevármelas a casa y subirlas a youtube. Al final, ni fetichismo ni cámara fuera del bolso. No pudo ser.... y ¿para qué? El trabajo de Paul Chan tiene algo de indio porque si se le hace una foto o se grava se le roba el alma.

Supongo que por eso me cuesta tanto ponerme a escribir sobre esta expo. Hace días que lo tengo pendiente y no es solo que se me haga difícil.... me parece que al intentarlo, tal vez esté haciendo una tontería. Si las emociones ya nos cuenta explicarlas y en tema de sentimientos nunca dejaremos de ser adolescentes, imagínate con la magia... Y es que, las luces de Paul Chan están más cerca de un chute de drogas o del enamoramiento que de la palabra instalación. Mariposas en el estómago, puñetazos en la boca, cosquillas detrás de las rodillas, un ataque de risa estúpida.. y todo ésto a solas y sin que haya otros ojos u otros brazos a los que darles la culpa.

En sus instalaciones la luz nos deja verlo todo negro. Un mundo hecho de manchas: siluetas de humanos que caen del cielo, caen y recaen tanto que de tanto despeñarse, hasta caen del suelo, de abajo a arriba. Un grupo de gente, banderas rotas, lanzas que caminan hacia delante, un perro que cae del cielo, hojas que flotan hacia arriba, antenas de televisión y cepillos de dientes que se estampan silenciosamente contra el suelo. Un mundo que funciona a modo de vampiro invertido pues no se trata de un ser sin sombra sino de sombras sin seres. Vemos siluetas pero nos falta ver qué las producen, entender si de verdad está pasando algo tan horrible, si esos seres existen fuera de las sombras que provocan.

Paul Chan
The 7 Lights
15 Mayo – 1 Julio 2007
Serpentine Gallery


Frágil porque si el espectador cruza delante del proyector nos quedamos a oscuras y le cerramos la boca a Paul Chan.
Poderoso porque no hace falta que venga el guardador de la sala para que el espectador se aparte de la luz, un otro ya lo habrá empujado.

3 comentarios:

mariona moncunill dijo...

por éste carácter huidizo e imperceptible si no es en vivo y en directo, me recuerda a "Imágenes del fin del mundo", de David Bestué y Marc Vives donde las reproducciones fotográficas desaparecen a medida que la luz incide sobre ellas...y que solamente pueden verse bajo la luz roja para no velarlas.

Curiosamente mi percepción de ambos proyectos no ha sido directa sino que ha sido a través de las descripciones que alguien ha hecho de ellas. Y creo que es debido a esta naturaleza huidiza que el narrador tiene tendencia a esforzarse más para atraparla: allí donde no nos sirven las imagenes, recuperamos la palabra de una forma sorprendente.

anana dijo...

Yo tampoco pude ver "Imágenes del fin del mundo" :( . De todas maneras, tengo la impresión de que en este caso, y a diferencia de la expo de Paul Chan, podemos disfrutar de la poética de la propuesta por medio de terceras personas. Me parece que ahí la magia reside en el hecho de que la estrategia de presentación es una estrategia de destrucción. Y eso, puede compartirse a modo de rumor o de historia que se nos cuenta. La idea en si, tiene algo de maravilloso y aún sin verla en directo podemos sentir las mariposas....

Marta Madrid dijo...

Ooooo! me haceís abrir la boca como una niña boba... Es bonito evocar la poética de algunos trabajos inaprehensibles! Gracias a las dos!