sábado, 5 de diciembre de 2009

Desaparecer

Y entonces un día como cualquier otro decides que no te apetece seguir siendo tú y que quieres ser tu vecino. Empiezas por exfoliarte, por cortarte las uñas y el pelo, depilarte. Lo guardas todo en una bolsita.

Buscas excusas para meter dentro de tu vecino todo lo que vas guardando en la bolsita.

Te pones a dieta y pierdes mucho peso. menos tú en tí. Haces deporte y escurres tu sudor dentro de la bolsita.

Contienes la respiración y solo inspiras. Haces guardia en el ascensor con la boca muy cerrada hasta que él entra, cierra la puerta y tú expiras lo más cerca posible de su boca. Disimulando.

Sacas lo que acumulas debajo de tus uñas y lo metes por debajo de su puerta. Cruzando los dedos para que lo pise, para que se enganche en la suela de su zapato.

Apuntas todo lo que se te pasa por la cabeza durante el día. Por la noche lo lees dentro del ascensor. Esperando que el eco rebote el tiempo suficiente hasta que él entre.

1 comentario:

Marcos de la Cruz Ortiz dijo...

Ana muchas gracias por tu blog y por la valentía de tus acciones; Alzando la lámpara cuando el camino es empedrado y oscuro = )