miércoles, 19 de septiembre de 2007

personajes odiados injustamente


Si nos paramos a pensar, descubrireemos una serie de personajes que han sido castigados por la historia. Pensad sino por ejemplo en el pobre coyote... (es el malo de los dibus porque tiene hambre pero en realidad es el correcaminos el que lo putea constantemente...)
Hoy tuve la suerte de conocer a uno de esos pobres famosos que han sido colocados en el lado oscuro: Yoko Ono. Odiada por todos y muy especialmente por la beatlemania. ¿Y cómo no te iba a caer mal? Ella representa la unión de demasiados aspectos envidiables... (dinero, éxito...). Yo siempre la vi como una Alaska asiática (en versión menos satánica). Es decir, una fea atractiva, de familia rica que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana, con inteligencia y cierto estilo.

En fin, en este encuentro Yoko me contaba su nuevo proyecto. Me dijo que se había dado cuenta que podía enfocar su bondad artística hacia el otro lado y que había decidido hacerse curator. Un curator inmaterial, me dijo, capaz de contentar a cada espectador. Yo pensaba que se le había ido totalmente la olla y que eso podía ser debido al rizador de pelo pero tengo que reconocer que sentía una cierta curiosidad....
Se hizo el silencio y me dijo ¿quieres ver el proyecto expositivo en el que estoy trabajando? Claro, dije....¿cómo negarse?
Cierra los ojos e imagínate un espacio en blanco, coloca un detector de humedades en la esquina y pon las ventanas que te apetezcan. Piensa en blanco, en silencio y ahora poco a poco mientras tus párpados se relajan coloca lentamente tus obras de arte favoritas y añade aquellas que te gustaría que existieran.

Sí, a mi también me pareció muy difícil que le dieran la beca de Olot.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hay veces que esos odios son por envidia, hay otros en los que se producen porque son considerados culpables de lo que en realidad es casualidad y otras porque el personaje es odioso y punto.
te imaginas un mundo en el que nadie encontrara motivos para odiar a nadie??
a mi me cuesta....

bezotes, lucia