martes, 26 de febrero de 2013

Es una suerte no tener la garganta recubierta de esponja. Una suerte no tener que retorcerme el cuello si no quiero llenarte la boca de líquidos mientras te beso. Una suerte que el estómago no tenga que desplazarse al esófago a recoger sopa y zumo. Aunque, con mi esponja, podría reciclar tu saliva; beberla cuando no estás, ducharme, fregar el suelo.

2 comentarios:

Don_Mingo dijo...

Así que tú eres de esas... siempre lo supuse

Adminweb dijo...

Que agradable ver que tu blog todavia está en activo en 2013! Saludos!