miércoles, 10 de noviembre de 2010

Esta mañana me he levantado y al final del cuello tenía la mano derecha y mi cabeza colgaba de la muñeca.

Cada vez que hablo tengo que acordarme de levantar la mano porque si la dejara relajada parecería que mi voz me sale de los genitales.

Cuando le doy la mano a alguien me reverencio al mismo tiempo. Eso gusta mucho a los japoneses.

A parte de eso, nada ha cambiado.

1 comentario:

Leandro dijo...

¿Pues cuántos exvotos modernos de los de la entrada anterior te has colocado?