Me contento con cambiar de sitio tus líquidos: llenarte la boca de orina y las orejas de mocos.
Déjame usar tu saliva como líquido para mi rótula. O para lavar los platos, preparar sopa, regar mis plantas, lavarme la cara... que te echo de menos.
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me acabo de enterar que el sabor de la saliva, se lo da el calcio. me ha parecido (triste) relevante.
jueves, 21 de enero de 2010
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