Las lágrimas aportan el único oxígeno del metabolismo corneal, deshacen las bacterias, absorben parte de los rayos ultravioletas y arrastran los cuerpos extraños del ojo.
A partir de los 25 años comienza a disminuir la producción lacrimal. Por eso, los adultos nos vemos obligados a entristecer mucho más a menudo y llenarnos así las córneas de agua, albúmina, globulina, lisozima, sodio y potasio.
domingo, 27 de enero de 2008
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1 comentario:
que mala suerte la gente que no llora cuando está triste, tanto trabajo por nada.
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